Cerezas y castañas en el Arenal (Ávila)
En el Oliver
Marino se fue a Ávila el jueves pero yo me quedé, el abuelo está mejor pero había que quedarse por las noches.
Marino se fue a Ávila el jueves pero yo me quedé, el abuelo está mejor pero había que quedarse por las noches.
En el Centro tocaba homenajear a Avila y nosotros teníamos que colaborar. El jueves fuimos a colocar la exposición (una muestra en la foto), que por cierto pasé mucho frío y me agarré un constipado. Tengo fotos gracias a Fátima que como sabe que me gusta tanto me llevó su máquina para que hiciera lo que quisiera.
El sábado a preparar las patatas revolconas, yo de ayudante por supuesto, eso de la cocina no es mi fuerte. Salieron muy ricas y hubo bastante gente. Por la tarde actuó el grupo El Maquilandrón de Piedralaves, fue una pena que no luciera nada, hubo que trasladar el acontecimiento a la Delegación de Distrito porque no estaba nuestro salón libre y no tenían escenario. Actuaron en el suelo y los pies eran difíciles de ver. Pero no estuvo mal. Por la noche, Marino llegó mientras la actuación del grupo, a la cena en el Oliver y allí hasta las tres y pico de la mañana. Bailamos un ratito y lo pasamos de maravilla.
El sábado a preparar las patatas revolconas, yo de ayudante por supuesto, eso de la cocina no es mi fuerte. Salieron muy ricas y hubo bastante gente. Por la tarde actuó el grupo El Maquilandrón de Piedralaves, fue una pena que no luciera nada, hubo que trasladar el acontecimiento a la Delegación de Distrito porque no estaba nuestro salón libre y no tenían escenario. Actuaron en el suelo y los pies eran difíciles de ver. Pero no estuvo mal. Por la noche, Marino llegó mientras la actuación del grupo, a la cena en el Oliver y allí hasta las tres y pico de la mañana. Bailamos un ratito y lo pasamos de maravilla.
El domingo la misa que canto La rondalla, sangría al terminar y sin casi descansar la actuación nuestra con Rondalla y Yugo. Esto fue muy ameno y variado. Para finalizar unos vinos y unos pinchos que sirvió para cenar y poner irnos a la cama nada más llegar a casa que estábamos mataditos.